sábado, 26 de mayo de 2012

El pasado y el presente en "The Beginning of Times" de Amorphis


“The Beginning of Times” resulta ser el décimo disco de la Amorphis, el concepto está basado en uno de los personajes más grandes de la epopeya épica finlandesa: Väinämöinen. En el Kalevala, este personaje no es un humano, pero tampoco es un dios; es más bien un semidiós que a diferencia de cualquier otro dios, tiene defectos, virtudes, pasiones, amores y desamores. En este blog haremos un repaso por el arte, el concepto y las canciones del disco, con el fin de que ustedes entiendan un poco más acerca de Amorphis.

El disco fue grabado en Sonic Pump Studios en Finlandia entre septiembre de 2010 y enero de 2011. Como bien sabemos la banda no es buena en escribir las letras de las canciones, por lo que recurrieron Pekka Kainulainen, quien ha apoyado a la banda en este aspecto en los últimos tres discos (Silent Waters, Skyforger y The Beginning of Times), el aspecto gráfico del disco estuvo a cargo de Travis Smith.[1]

Comencemos con la portada del disco, en esta imagen podemos ver un huevo encima de Kaleva. Este huevo para la cosmogonía finlandesa representa el inicio de todo; un pato pone un huevo y es la ruptura de este huevo lo que ocasiona que todo el mundo tome forma, que el caos sea reemplazado por el orden y es que en “Beginning of Time” (track número 12) encontramos el inicio, cuando Väinö comienza a contarnos como fue que todo comenzó, como fue que el mundo fue creado “I have a wish to sing/Of time before the beginning/When nothing was all/But how to sing of nothing?/So I sing of the beginning/The birth of all creation/The borders of nothingness/The substance of inception”[2]

Y es aquí dónde además de ver al causante de la creación del universo, vemos una alegoría a Kaleva, el pueblo finlandés, en sí, toda la portada es una alegoría a los paisajes que la banda retrata de Väinämöinen en el disco, el lago dónde su amada se ahoga, es Kaleva, su pueblo, es el camino de la muerte y es “The Beginning of Times”.

A lo largo no sólo del disco, sino también del booklet vemos representada la historia de Väinämöinen, una historia llena de claroscuros que hacen de este disco emocionante y todo un viaje a lo largo del Kalevala con la interpretación que sólo Amorphis puede dar. El segundo cuadro de este disco es un lucio, un enorme y hermoso lucio, este pez tan emblemático de Finlandia representa el amor perdido de Väinämöinen: Aino, esa mujer que fue entregada por su hermano como prenda para conservar la vida:

¡Oh, justo y viejo Vänämöinen, oh, prodigioso mago eterno, retira tus encantamientos, ten piedad de mi débil vida, déjame alejarme de aquí! Las olas tiran de mis pies, la arena aráñame los ojos; si olvidas tus hechicerías, si cambias tus encantamientos, te ofreceré a mi hermana Aino; ella, la hija de mi madre, hará de casa las labores: con gusto el suelo barrera, fregará toda la vajilla, se cuidará de tus vestidos, te tejerá un manto dorado, te cocerá exquisito pan.[3]

Y es que Väinämöinen necesitaba a alguien que lo asistiera en su vejez, sin embargo Aino no quería unirse a él y es entonces cuando la joven en su desesperación de zafarse de un compromiso que ella no asintió, decide irse a vagar a los bosques de Kaleva y es cuando en un lago ella se ahoga y se transforma en un bello lucio. Sin embargo el lucio no solamente es la amada de Väinö, este pez también es el que proporciona el soporte para que el viejo fabrique el kantele. Ese instrumento que le dio a todo el mundo alegría y que es el regalo que este personaje le otorgó a su pueblo.

Una de las imágenes más representativas de este disco es el huevo sobre la pierna de Ilmatar, este pasaje es propiamente la creación del mundo y es que cuando el pato quiere poner su huevo, busca lugares a lo largo y ancho del mundo para encontrar el lugar propicio para poner su huevo. Finalmente es en la rodilla de Ilmatar, madre de Väinö y diosa del aire, donde el ave encuentra el lugar perfecto para poner su huevo; Ilmatar al sentir el calor del pato empollando su huevo se sacude provocando que el ave salga volando y el huevo se rompa en mil pedazos, de cada pedazo se crean todos los elementos del universo: de la yema se crea el sol, de la clara la luna y de los pedazos de cascarón se crean las estrellas.

Otra de las representaciones de la creación del mundo es un roble, un enorme roble que serviría de morada para todas las aves del mundo, sin embargo, este árbol, en un inicio no quería germinar, y finalmente cuando el roble germina, crece tanto que impide la visión de la luna, el sol y las estrellas. Tornándose el mundo en un lugar sombrío y lúgubre, Väinö a petición de todas las criaturas del mundo decide quemar el árbol para que el sol vuelva a brillar y la vida en el mundo pueda continuar.

Para finalizar, la contraportada del booklet es la representación de Väinämöinen, el sabio bardo creador de Kaleva, dador de la tierra, el eterno cantor que representa al padre de Kaleva, al padre de la Finlandia misma. Hay una correlación indirecta entre este personaje y el dios de la mitología nórdica Odín, ya que ambos están siempre en la búsqueda constante de la sabiduría, ambos se auto inmolan para  conseguir el conocimiento: por un lado Odín se queda colgado del Yggdrasil para conseguir las runas y por el otro Väinö se va a Tuonela a conseguir los cantos mágicos.

Y es que todo esto es Finlandia, es una cultura llena de floklor, llena de un nacionalismo que no raya en lo enfermizo, que más bien es el amor a todo lo que la cultura da al pueblo, son las raíces de un pueblo sometido por más de 7 siglos por Suecia y un siglo más por Rusia, todo esto fue la búsqueda de esa identidad que ayudara a este pueblo a conseguir la tan anhelada independencia.


[2] Amorphis, “Beginning of Time”, en The Beginning of Times, Nuclear Blast Records, 2011, track. 12
[3] Elias Lönnrot, Kalevala, trad. Úrsula Ojanen y Joaquín Fernández, Madrid, Alianza Editorial, 2004, p. 82.

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